MIJALKOV, QUEMADO POR LA CRÍTICA

La Vanguardia
05.23.2010
Gonzalo Aragonés

La oposición al Kremlin y sus colegas despechados vapulean la última película del ruso, Quemados por el sol 2. La película plantea el debate actual en Rusia sobre la figura de Stalin

La última película del más famoso de los directores rusos, Nikita Mijalkov, ha llegado al Festival de Cannes tan vapuleada que ya no se sabe si es más épica la historia del represaliado general Kotov o la oleada de críticas negativas que ha recibido el realizador tanto dentro de Rusia como en la prensa internacional.

El autor de Éxodo. Quemados por el sol 2 hace gala de una personalidad muy acusada que raya a veces el egocentrismo, y que el año pasado se disparó hasta el extremo durante la lucha por el poder en la Unión del Cine de Rusia, que finalmente ganó. Además, se declara amigo íntimo del primer ministro ruso, Vladimir Putin. Una y otra cosa le han ayudado poco a la hora de recibir porrazos tanto desde la profesión despechada como desde los medios afines a la oposición liberal.

La película del dandy Mijalkov, que ha tardado en rodarse ocho años y tiene un metraje de tres horas, ha sido la producción más cara de la Rusia postsoviética. Ha costado más de 40 millones de euros y su relativo fracaso en taquilla al poco de estrenarse, el pasado 22 de abril, inició el bombardeo de críticas. Durante el primer fin de semana fue la película más vista en Rusia. Pero en el segundo la adelantó Iron Man 2, una historia de superhéroes de mentira.

Quemados por el sol 2 es todo lo contrario. La historia comienza en un Gulag soviético. Un prisionero, encarnado por el propio Mijalkov, escapa y termina en el frente construyendo trincheras para frenar el avance de los tanques alemanes. Cuando estos pasan por encima de los inexpertos y mal equipados soviéticos el teniente al frente del batallón critica a Stalin mientras se sujeta las tripas con la mano.

La era de Stalin ha sido objeto de un apasionado debate en Rusia en los últimos años. Desde los comunistas hasta los liberales han acusado la clase política afín al Kremlin de querer apropiarse del dictador ensalzando su figura.

Parte de la crítica ha acusado a Mijalkov de llevar a su película las ideas de los años de Putin, como el comentarista y escritor Dimitri Bykov en el diario opositor Novaya gazeta: "El estilo del último Mijalkov es una expresión extremadamente fiel de la era Putin, en el que las polémicas no tienen tampoco sentido". El diario francés Le Monde llegó a calificar la película como "un himno a Stalin".

Pero esta es la misma crítica que acusaba al ex presidente Putin de estar detrás del intento de ensalzar al líder soviético. Y si una cosa no hace Mijalkov es ensalzar al dictador. Al contrario, el Stalin de Quemados por el sol 2 es un viejo tirano y cínico, incluso cómico en los recuerdos de Kotov, que disfruta aterrorizando a los que le rodean. Si eso no es antiestalinismo, al menos Mijalkov se atreve a plantear el debate. El director se defiende diciendo que intentó presentar un cuadro equilibrado. En una de las pesadillas de Kotov cuando todavía está en el Gulag, estampa la cabeza de Stalin contra una tarta de chocolate.

Otra crítica menos discutible va dirigida contra la calidad de la obra y un argumento narrativo que en tres horas termina haciéndose incoherente. "Este gran cine", ha dicho Ksenya Larina en la emisora de radio Eco de Moscú, "ha resultado ser el fraude más grande en la historia de la filmografía rusa". Para Mijail Trofimenkov, "Mijalkov ha dilapidado su talento".

La cinta objeto de tanta polémica es la secuela, 15 años después, del mayor éxito internacional de Mijalkov: Quemados por el sol, una película galardonada en 1994 con un Óscar y que ese mismo año en Cannes se llevó triunfo y elogios. Para algunos especialistas, al aclamado director le ha tocado aguantar los palos dirigidos a otro. "Pegan a Mijalkov porque no pueden golpear más alto", ha escrito en la revista Foma Elena Yampolskaya. Y hay quien cree que al final se habrá hablado tanto de él que saldrá recompensado en taquilla.